Por Jazmín Macchiavelli
¿Que nos vuelve humanos, que nos aleja del salvajismo?
Lejos estamos como grupo atravesado por la cultura y la civilización de
alguna descabellada supervivencia del mas apto.
La Esparta que plantea Miley, en su engañoso discurso libertario, solo
apunta a la ruptura del orden y las regulaciones sociales, por lo tanto, a la
deshumanización del individuo y de las comunidades. Este hecho solo permitirá
consolidar los espacios de poder concentrado que cotidianamente pugnan por
apropiarse de nuestras vidas.
Como sociedad organizada, en función del bien común, establecemos reglas y
normas que nos permiten abrirnos camino en medio de grandes campos de caos y
conflicto. Si no nos construimos dentro de un entramado social con derechos,
obligaciones y garantías, la ley del más fuerte, del “ojo por ojo y diente
por diente”, nos devuelve a las épocas de las cavernas.
El planteo de Miley es falaz, su «Laissez faire et laissez passer, le monde
va de lui même» («Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo») es impracticable
y peligros. El mundo no va tan solo y el poder sólo busca concentrar mas poder
para potenciar y privilegiar sus intereses. La concentración del poder y la
riqueza indefectiblemente acaba en el sometimiento masivo.
Nos humaniza sentirnos responsables como sociedad de las diferencias, nos
humaniza la ética, la solidaridad, la empatía. No abandonamos a los
enfermos porque arriesgan a la manada, no nos comemos a las crías, no nos
apareamos para la supervivencia de la especie. Amamos y construimos familias
que cuidan a sus integrantes, aunque no seamos perfectos, nos protegemos, nos
ayudamos, nos acompañamos y en comunidad resolvemos los vaivenes de la vida.
La justicia por mano propia no tiene límites, una sociedad armada está al
borde del abismo y la muerte. ¿O en países donde está permitido la portación
libre de armas todos los días está latente la posible matanza en un colegio o
el caso policial del hombre que hizo justicia por mano propia y mató por
accidente a un bebe que cruzaba la calle?
El estado, las leyes, las reglas de organización social, económica y política
son los parámetros que nos vuelven seres humanos, no somos salvajes, no vivimos
en el lejano oeste. Intentar crear un orden simbólico, como copia del orden que
existe en la naturaleza, y no plantea ética ni moral alguna, solo nos va a
llevar a más violencia y caos.
En un sistema de selección natural los mas fuertes dominan y esclavizan a
los otros, solo porque son mas fuertes, no se parece a las aspiraciones que
tenemos como sociedad, entre ellas, por ejemplo, nosotros abolimos la
esclavitud. Aun habiendo individuos con el poder suficiente para esclavizar,
como sociedad lo sancionamos, porque somos humanos.
Esa es la engañosa sociedad de los libertarios, la de la concentración de
poder ilimitado encubierto en una libertad absoluta de la supuesta propiedad
privada. Mejores o peores, mejorables, perfectibles, conservamos lo que nos
diferenció de todas las especies.
Miley y toda su runfla delirante nos reducen indefectiblemente a un
biologicismo retrógrado cavernícola y peligroso.
Cierta efervescencia juvenil hace sentir en este Laizzes faire de Miley un
viso rupturista para un público adolescente desconectado hace tiempo en la
brecha discursiva de la política tradicional. Esto facilita parasitar imágenes
revolucionarias confusas. La revolución sin sentido o del sin sentido.
Podemos discutir las formas de estado y sus límites, de la democracia, en
sus modalidades, pero lo terriblemente peligroso y engañoso es esta supuesta
libertad, supuesta anarquía que solo es un síntoma de muchos errores, como
tantas enfermedades, pero jamás como sociedad humana y civilizada podemos si
quiera imaginar que reducirnos al salvajismo es un futuro posible.
