Una mujer que llegó a España engañada por un hombre al que conoció en redes sociales logra escapar de sus explotadores al parar un patrullero en la calle.
“Todo empezó cuando conocí a un chico en Facebook…”. Así comenzó el relato de una chica que ha vivido esclavizada en un polígono de Madrid durante tres años y siete meses. Los ojos de quienes la tenían esclavizada y explotada estaban encima de ella las 24 horas. Cuidaban que no se escapara ni se quedara con ningún billete de más por el trabajo sexual realizado. Pero un día, gracias a un descuido de su cuidadora, logró escapar y detener un patrullero que pasaba por la calle.
Desde el inicio de esa conversación por redes sociales hasta que paró a ese coche de policía pasaron tres años y siete meses. La víctima, ahora testigo protegido, vivía entonces en su Rumanía natal, recibió un día un mensaje de un desconocido y comenzaron a hablar. En ese momento ella tenía 20 años y él le llenó la cabeza de ilusiones durante tres meses. Tantas, que ella acabó montando en un avión con la promesa de un trabajo en España en la empresa familiar del que creía su novio. Al llegar aquí, se encontró con el engaño, aunque de forma gradual. Le explicaron que había un problema con el puesto de trabajo que iba a ocupar y que iba a tener que trabajar en la calle temporalmente. “Mi hermana estará contigo, ella también lo hace”, le aseguró.
Así es como acabó en la avenida Principal del polígono Marconi de Madrid, conocido desde hace años como uno de los epicentros de la prostitución y las drogas, algo que ha cambiado en los últimos tiempos.
Según el jefe de grupo en la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Madrid, Tomás Santamaría, la técnica para atraer engatusadas a las mujeres sí es de sobra conocida por los agentes especializados: se llama el lover boy. “El chico la enamora, le promete una vida en España que luego no es real. Antes tenían que ir a los países de origen y captar a las chicas en las discotecas, por ejemplo. Ahora ya no es necesario desplazarse, hacen lo mismo por redes”. Al llegar al destino, llegan las amenazas y palizas si se niega a cumplir sus órdenes, sin importar el estado en el que se encuentre la mujer, según detalla el oficial: “A ella la amenazaban con enviar a su familia fotos y capturas de pantalla a su familia y revelarles a lo que se dedicaba realmente en España y esto para ella era aterrador”.