Una familia tipo necesitó $163.539 para no ser pobre en enero último, mientras que para no caer en la indigencia hicieron falta $72.043, informó el INDEC.
Ambas canastas subieron 7,2% en ese mes, por encima del 6% que arrojó el costo de vida.
Las variaciones de la CBA y de la CBT resultaron de 109,8% y 108,0%, en términos interanuales.
El dato se conoce dos días después de que el INDEC difundiera la inflación de enero, que se elevó al 6%.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) mostró así un salto con respecto a diciembre pasado, cuando marcó 5,1%, dato que dio continuidad a la desaceleración de fin de año que impidió que la inflación superara el 100%.
El 94,8% de aumento de precios en 2022 superó ampliamente el 83% de 1991, el año en que se puso en marcha la Convertibilidad.
El 6% de inflación de enero obligó a recalcular las previsiones oficiales.
Si bien el ministro de Economía, Sergio Massa, había dicho que el objetivo era que el dato de abril tuviera “un 3 adelante”, ahora el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, reconoció que esperan que el IPC “se acerque a 3%” recién para fin de año.
Las estadísticas más recientes llegan cuando el Gobierno nacional lanza nuevos intentos de fijar precios, con el congelamiento de siete cortes de carne y el programa Precios Justos.
Por otro lado, la semana pasada se conoció que el 37,7% de la población es pobre.
Surge de los datos correspondientes al tercer trimestre del año pasado. Pese a la mayor actividad y al incremento de empleo, se ubicó apenas por debajo de los registros de 2020 (38,8 %, en plenas restricciones por el coronavirus) y de 2021 (38,2 %).
Además, el dato supera el 33,1 % del mismo trimestre de 2019.
Según los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la indigencia en el tercer trimestre se redujo del 8,3% al 7,8% en un año, pero todavía está por encima del 7,6% del tercer trimestre de 2019. (NA)