El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llevó el jueves un mapa a la OTAN a la reunión de Bruselas para demostrar lo mucho que está haciendo con sus tropas para apoyar la seguridad de sus aliados y explicar cómo se podía contar con su país para mostrar solidaridad y fuerza.
En lo más alto de las encuestas a solo tres semanas de las elecciones presidenciales, el candidato a presidente francés ha podido dejar de lado el meollo de la campaña política francesa para centrarse casi exclusivamente en la guerra en Ucrania y su impacto en la economía global.
Macron, que no ha escatimado esfuerzos para mediar entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo ucraniano, ingresó a la carrera electoral presidencial apenas un mes antes de la primera vuelta el 10 de abril y ha reducido al mínimo el número de eventos de campaña.
Se ha enfrentado a algunas críticas en los últimos días con algunos votantes que dicen que se estaba centrando demasiado en Ucrania y no lo suficiente en Francia.
Pero el jueves, con la atención mundial puesta en una cumbre sin precedentes de la alianza transatlántica OTAN, las naciones ricas del G7 y los líderes europeos para abordar la mayor crisis militar del continente desde las guerras de los Balcanes en la década de 1990, Macron quiso subrayar su condición de comandante en jefe y dijo que Francia se adaptaría a las nuevas apuestas estratégicas.
Es raro que los líderes traigan accesorios para demostrar lo que están haciendo, pero como un profesor dando una conferencia, Macron se volvió hacia un mapa en una presentación de diapositivas digital, gesticulando con la mano.
“Desde el norte hasta el sur del flanco este de la OTAN, el mapa que está aquí les permite ver todos nuestros compromisos actuales”, dijo, desglosando la actividad militar de Francia desde ejercicios en Noruega hasta su nueva presencia en Rumania y misiones de vigilancia aérea. en Estonia al portaaviones que lanza misiones de seguimiento desde el Mediterráneo oriental.
Macron quería enviar un mensaje. Él no sería imprudente. Cuando los periodistas le preguntaron sobre los temores del futuro uso de armas químicas rusas en Ucrania, se mantuvo prudente.
No establecería líneas rojas que no pudieran respaldarse con acciones como fue el caso cuando ordenó ataques aéreos contra objetivos sirios en 2018 después de un presunto ataque químico.
