La nueva película de Pixar debe verse como una bellísima fábula sobre la aceptación de la diversidad en nuestra sociedad. El estreno se hace en el canal de streaming de Disney+, sin pasar por salas.
La historia cuenta que en el fondo del mar de la Riviera italiana, Luca Paguro se levanta temprano para apacentar al ganado de peces de su familia en un arrecife no muy lejos de su hogar. Mientras cumple con sus obligaciones, es incapaz de dedicar esperanzadas y aterrorizadas miradas a la superficie del agua.
Como pasa en estas historias, y sabemos que la humanidad sistemáticamente se encarga realmente de edificar, al joven le han dicho una y mil veces que los ‘habitantes’ de la superficie, los seres humanos, son criaturas viles y malvadas que no dudarían en arrancarle el pescuezo a un ‘monstruo marino’ como él. Pero la fascinación que siente por los objetos y la cultura humana le pueden. Un día, su amigo Alberto Scorfano le enseñará que las criaturas de su especie, cuando abandonan el agua, se transforman en humanos. Un descubrimiento que pondrá su vida patas arriba.
La nueva película del estudio Pixar, se presenta como simple fábula infantil, despojada de grandilocuencias y pretensiones. Sin cuestiones de peso, se eleva como una propuesta honesta, luminosa y divertida. Ojo, no por eso carece de profundidad o declamaciones políticas que le dan vuelo. Es una cinta que puede verse como un alegato a favor de la desarmarización y contra la cerrazón mental. Es triste que no pase esta película por los cines tradicionales, esos que han sufrido mucho por la pandemia, sobre todo en época de vacaciones como el que próximamente inician.
Es una historia de esas que ocurren en verano
Luca y Alberto están fascinados por todo lo que sucede alrededor de los humanos. Ellos sueñan con poseer un día una Vespa para viajar libres y descubrir Italia. Ocurre, todos sabemos, que para conseguir una motocicleta necesitan dinero. Suerte para ellos que, todos los veranos, se celebre en la pequeña localidad rural de Porto Rosso una competición con la que podrían conseguir el dinero que necesitan para comprar la motocicleta.
Para alcanzar la misión planteada, a los dos protagonistas, se les une Giulla Marcovaldo. Ella es una niña 100% humana, joven inteligente y extrovertida a la que también le cuesta adaptarse a la sociedad. Como único amigo tiene a su padre, un pescador manco, robusto y de poco hablar. Giulia sueña también con ganar la competición, que consiste en un triatlón con un tramo a nado, otro en bicicleta y detenerse a comer mucha pasta.
La nueva película de Pixar teje una historia de amistad entre lo que la sociedad entiende como unos “inadaptados”. Tres jóvenes que crecen descubriendo que lo que les diferencia del resto de niños y niñas de Porto Rosso es que no les importa ser diferentes al resto de los niños y niñas de su ciudad.
Las aventuras de Luca y Alberto nos llevan a entender los esfuerzos que muchos niños y niñas deben hacer para vivir entre los demás, escondiendo su naturaleza para no ser atacados, humillados, perseguidos o lastimados. Ellos quieren aprender a encajar, como nos pasa a todos, aunque eso suponga soportar las agresiones verbales pasivo-agresivas de los jóvenes de su edad, por ‘no comportarse’ como lo hace la mayoría. Hasta que comprenden que no son ellos quienes deben cambiar.
Esta película se hace grande desde lo discursivo. Nunca pierde su simplicidad y ligereza -he aquí lo más importante-. Con mucho humor, la historia se resuelve como una fantástica fábula sobre niños que entienden que “son como son y eso está bien”, ya que comprenden que no hay nada malo en ser lo que uno es, y que su naturaleza no perjudica en nada a nadie. La moraleja se resume a que todos deberíamos mostrarnos tal cual somos, nuestra naturaleza -deseos, sueños, ideas- no deben ser motivo de exclusión social sino todo lo contrario. La diversidad debe ampliar y mejorar nuestra comunidad.
