Mónica Isabel Mansilla suele informar “lo que la gente no se atreve a decir públicamente”. Ella investiga y cuenta aquellas cosas que pasan en la ciudad y los medios no muestran ni la gente comenta. Por esta situación, en menos de un mes y medio recibió dos amenazas concretas. En la primera, le rompieron cinco vidrios de las ventanas de una propiedad que posee. En la segunda, fue forzada la puerta de entrada sin que le robaran nada -un claro mensaje mafioso-.
No es por azar ni casualidad que esto ocurriera, hace algunos días mandó a analizar el agua potable que beben los calafateño, algo que molestó a muchos en el municipio. El resultado que es de público conocimiento estableció que el agua de El Calafate contiene bacterias coliformes fecales y un nivel de arsénico que se encuentra al límite de lo aceptado por la autoridad sanitaria, esto demuestra que el agua que se bebe en esa localidad es insalubre.
También habló sobre la situación de una mujer que compró un terreno municipal y por falta de cloacas en el barrio, las aguas servidas de sus vecinos terminan en el patio de su propiedad, sin que el municipio atienda esta situación grave y que pone en riesgo de salud al bebe que posee. Ella también fue amenazada por hablar de esto.
Mansilla es una activa ciudadana que muestra los problemas de El Calafate. Hizo público el mal funcionamiento del SAMIC, los cortes de agua que hubo en el verano en la localidad, la falta de un puente peatonal, la pobreza en la periferia. Todas cosas que parecen molestar a aquellos que se creen dueños de la comuna, y utilizan patotas para contener el malestar social.
Organizaciones Unidas de El Calafate realizó un duro comunicado repudiando lo que le pasó. Para ellos “las condiciones estructurales e institucionales permitieron y permiten que en nuestro querido pueblo se violen los derechos humanos de manera sistemática, y este hecho nos expone cara a cara con esta situación, la pone en evidencia de una manera grosera, ante la que no podemos mirar para el costado sin no ser cómplices”.
“Nos cansamos de las viejas y malas prácticas. Salimos a decir nuestras opiniones porque sabemos que una sociedad mejor es posible y porque es nuestro derecho hacerlo. A la falta de publicidad de los actos de gobierno y de transparencia de la administración pública, a la falta de acceso a la información pública para poder ejercer nuestro derecho humano de expresarnos con libertad para formar opinión pública, LES GRITAMOS BIEN FUERTE: ¡BASTA!”, concluyeron.

