“Exigimos el fin de las amenazas y el respeto hacia nuestra gente, Sr. Marín”
De mi mayor consideración,
En nombre de los trabajadores ypefianos de Santa Cruz y de nuestra dignidad como santacruceños, me dirijo a usted, Sr. Presidente de la Nación, Javier Milei, para expresar mi más profunda preocupación por las recientes declaraciones del presidente de YPF, Horacio Marín, y la postura elegida por esta persona para realizar la retirada de la empresa de nuestro territorio.
La salida de YPF se ha convertido en un proceso envenenado de desprecios y decisiones arteras, marcadas por el abandono de obligaciones y la falta de respeto a la provincia que, durante décadas, fue uno de los principales sostenes productivos de la empresa. No se puede, ni debe, desconocer el aporte realizado por los santacruceños a su crecimiento, valoración y capitalización. POR LO TANTO, TENEMOS ARGUMENTOS HISTÓRICOS, PRINCIPIOS MORALES Y PRODUCTIVOS PARA DECIR QUE DE NINGUNA MANERA VAMOS A PERMITIR LAS AMENAZAS DEL SR. MARÍN AL PUEBLO DE SANTA CRUZ, NI TAMPOCO EL MENOSPRECIO A LOS TRABAJADORES PETROLEROS. LOS ÚNICOS QUE COBRAN “PLANES” SON LOS CARGOS POLÍTICOS Y EL PRESIDENTE DE YPF ES UNO MÁS DE ESOS QUE FUE PUESTO A DEDO POR EL ESTADO PARA GANAR MILLONES DE PESOS GRACIAS AL ESFUERZO Y TRABAJO DE LOS ARGENTINOS.
Lamentablemente, en este tiempo hemos sido testigos de cómo los directivos de YPF han decidido ignorar sus deberes sociales, ambientales y laborales, dejando un pasivo ambiental de proporciones descomunales tras 80 años de explotación.
En su afán por abaratar costos y justificar su salida, han buscado paralizar la producción, reduciendo las operaciones al mínimo e intentando “irse por la puerta de atrás” sin asumir la responsabilidad que les corresponde. Todo lo que la empresa dice que pierde es producto de sus propias políticas y de sus errores de planificación. Está claro que la falta de inversión en Santa Cruz no es fruto de la casualidad, sino de las malas medidas implementadas durante muchos años. Esto no tiene que ver con una cuestión ideológica o de modelos, ya que ni la posición del Sr. Pablo González ni la del Sr. Marín han permitido el crecimiento de las reservas de petróleo y gas de la provincia, ni han explorado nuevas formaciones, ni han aumentado la producción, o el número de pozos o equipos. Uno con su “populismo” discursivo y el otro con su “neoliberalismo” pragmático han hecho demasiado poco por mejorar el trabajo y el desarrollo de la empresa en la provincia. Ahora se acabó el tiempo y quieren que los trabajadores paguen las consecuencias.
Por medio de esta carta, y a través de Usted, quiero advertirle al presidente de YPF y a sus accionistas en Wall Street, que no vamos a permitir que la empresa se retire sin cumplir con la deuda ambiental y social que generó. Si no pagan todo lo que corresponde, voy a ser el primero en ir a la Justicia a exigir la indemnización correspondiente. Van a tener que pagar hasta el último peso o dólar que le deban a los santacruceños. Ya YPF tiene un juicio en New York en contra por u$s 16.000 millones realizado por Burford Capital debido a las malas decisiones políticas y empresariales adoptadas por el kirchnerismo, ¿ustedes ahora van a sumar otro juicio?
Tenemos pruebas suficientes que demuestran que el Sr. Marín desde el primer momento en que asumió la presidencia de YPF en diciembre de 2023 ha demostrado un claro desprecio hacia la Ley Provincial 3.122 de saneamiento y la Ley Provincial 3.117 de prórroga de concesiones hidrocarburíferas, normativas que son pilares de nuestra defensa ambiental y productiva, y que le guste o no, debe respetar. Por eso, Presidente Milei, le pido que intime a la persona que Usted eligió en ese cargo, para que cumpla con los deberes que tiene con la Nación, porque YPF no es un mero instrumento de intereses privados; es el patrimonio de todos los argentinos, en especial de los trabajadores que han entregado su vida para construirla. En Santa Cruz, como provincia productora de petróleo y gas, estas palabras tienen un peso y una relevancia que no se pueden ignorar.
En un contexto en el que el mundo mira hacia el desarrollo energético como una clave de progreso, personas como su “amigo”, el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump, están promoviendo activamente la expansión de la industria hidrocarburífera, facilitando contratos y desarrollos para el beneficio nacional, potenciando la perforación a lo largo y ancho de su territorio. Argentina, en cambio, está siendo testigo de un desmantelamiento en muchas provincias del aparato petrolero con la excusa de nuevos métodos de explotación, del paso del convencional al no convencional. Demás está decir que en Santa Cruz se puede y se tiene que explorar el no convencional y offshore. Tenemos yacimientos con esas características. ¿Por qué el Sr. Marín se niega a realizar los trabajos exploratoria que beneficiarían a la empresa de ser exitosos?
La desinversión que YPF viene aplicando en Santa Cruz durante los últimos doce años es mucho más que una decisión empresarial. Es una jugada premeditada y calculada para reconfigurar mercados, someter políticas públicas a sus intereses y maximizar ganancias a corto plazo a expensas de la gente. Porque cuando una empresa como YPF decide desinvertir, no está solo vendiendo activos o reduciendo operaciones; está abandonando un compromiso, traicionando a los trabajadores y lanzando una señal de desprecio hacia un sector y las comunidades que dependen de él.
Esta desinversión sistemática es un ataque directo a nuestros empleos, a nuestra gente y a nuestras comunidades. Las grandes corporaciones, impulsadas únicamente por su codicia, han convertido la desinversión en un arma con la que arremeten contra cualquier obstáculo que se interponga en su carrera hacia el beneficio. No les importa nada más. No les importan los trabajadores ni las familias que dependen de esos empleos. No les importan las comunidades que florecieron en torno a esta industria. A usted, Sr. Marín, ya todos los burócratas y financistas que hoy manejan YPF, les recordamos que esta empresa existe gracias a las riquezas que extrajo de Santa Cruz. Sin la producción de nuestros yacimientos, esa YPF que cotiza en Wall Street no sería más que un sueño vacío.
Desde el año 2016, YPF S.A, ha decidido abandonar y no invertir en los 30 yacimientos que nuestra provincia le concesionó en la Cuenca del Golfo San Jorge. Muchos de esos yacimientos tuvieron nula inversión desde que la empresa obtuvo prórroga de las concesiones en el año 2012, desconociendo que Santa Cruz posee el 20% de las reservas convencionales comprobadas del país. YPF S.A, en nuestra provincia, ha perdido más del 60% de la producción de crudo desde el año 2016 a la actualidad. De producir 2 millones de barriles mensuales en el 2016, hoy la producción no llega al millón de barriles. De los 13.360 pozos que la operadora tiende declarados en los 30 yacimientos concesionados sólo tienen activos y en producción 5.000. En resumen, la operadora de la eficiencia y la productividad tiene más pozos parados que funcionando.
Los directivos de YPF S.A, mencionan que los yacimientos maduros dejaron de ser rentables debido a los altos costos de extracción, pero omiten mencionar que no existen planes exploratorios hace años, ni inversiones serias que mantengan la producción. Los trabajadores, las empresas pymes de la región, y la familia petrolera, no tienen porque sufrir por la irresponsabilidad de directivos y funcionarios que representaron a la operadora, que la sobrevaluaron, y le mintieron en la cara al pueblo santacruceño.
En contraposición, desde 2012 a 2024, YPF ha invertido aproximadamente $20 mil millones en el desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta. Esta inversión ha sido clave para convertir a Vaca Muerta en uno de los yacimientos de gas y petróleo más importantes de Argentina.
YPF no tiene que subsidiarnos a los trabajadores petroleros absolutamente nada; lo único que pedimos es que se respete nuestro trabajo y nuestra historia. Todos los días, los trabajadores petroleros, nos esforzamos por llevar el pan a nuestra casa, cubriendo turnos y diagramas, haciendo horas extras y pasando días lejos de nuestras familias. La falta de producción no es culpa de nuestra gente, sino de la inoperancia de gente como el Sr. Marín o el Sr. González, y de la corrupción política en el Estado de quienes lo precedieron en esta última década. El intento de los directivos de la empresa de instalar, en reuniones privadas y a espaldas de nuestra comunidad, una narrativa de desprecio hacia los trabajadores ypefianos santacruceños solo revela su mezquindad y su ignorancia. Sus palabras están cargadas de odio, de prejuicios, de mentiras y discriminación.
No somos meros números en una planilla de Excel, ni códigos descartables. Todos saben que, de forma directa o indirectamente, cada rincón de Santa Cruz se construyó al amparo de YPF, una empresa que nació para defender nuestra soberanía energética y promover el desarrollo de la Argentina. Pero al abandonar nuestra Cuenca del Golfo San Jorge, mientras enfoca sus intereses en Vaca Muerta, nos están diciendo, en términos crudos, que Santa Cruz y su gente no son más que números para la empresa, que nuestro valor es prescindible, y el Sr. Marín lo empeora diciendo que nuestro salario es como un “Plan Trabajar”.
Santa Cruz no va a permitir que nos conviertan en una sombra de lo que fuimos. Nuestra lucha es firme y decidida: en defensa de nuestros trabajadores, en defensa de nuestra tierra y en defensa de una YPF que respeta su historia y su compromiso con este suelo.
YPF no es una empresa cualquiera; es una empresa de bandera, un símbolo de la Argentina que aspiramos a construir y que levantamos con el esfuerzo de generaciones. No puede ni debe gestionarse bajo una lógica cortoplacista que reduzca su propósito a simples ganancias. Presidente Milei, ¿es consciente de que la soberbia y el maltrato del Sr. Marín han llevado a una descapitalización crítica de recursos humanos en la empresa? Los profesionales que durante años hicieron de YPF un emblema en la industria energética se están yendo, agotados por la conducta y desprecio de la gestión actual.
Estos profesionales son el alma y el motor de YPF, los que, con su conocimiento, experiencia y dedicación, han sostenido y potenciado a la empresa, convirtiéndola en un pilar esencial de nuestra soberanía energética. Sin embargo, bajo la administración del Sr. Marín, el ambiente laboral se ha vuelto insostenible, desatando una fuga de talentos que priva a YPF de sus recursos humanos más valiosos.
La gestión de YPF debe basarse en el respeto, la colaboración y el compromiso con quienes hacen posible cada logro. Solo así aseguraremos que YPF siga siendo un símbolo y el faro de una Argentina que valore a su gente y defienda sus recursos con dignidad y determinación.
Aquí, en nuestra tierra, sabemos bien quiénes somos y cuánto valemos. No nos rendiremos. Santa Cruz no aceptará esta degradación. Exigimos cambios inmediatos y una gestión que valore y respeto a sus trabajadores. Nuestra provincia no merece menos que eso.
Rafael Güenchenen
Secretario General de SIPGER